No encajo en moldes. Nunca lo hice. Siempre fui esa persona que observa en silencio y, de repente, lanza una pregunta que te deja pensando días.
Mi camino no fue lineal. Pasé por el silencio, la autoexigencia, el juicio interno. Me apagué para no molestar. Hasta que un día elegí dejar de sobrevivir para empezar a vivir. Y desde entonces acompaño a otras personas —sobre todo mujeres— que también sienten que lo han intentado todo y, sin embargo, siguen sin encontrarse.
No estoy aquí para decirte lo que tienes que hacer. Estoy aquí para que te escuches de verdad…Te ayudo a mirar con otros ojos tu historia, a entender tus emociones y tu cuerpo, y a sentirte por fin en casa dentro de ti.
Las personas que acompaño sienten que pueden por fin respirar.
Que no hace falta contarlo todo, ni justificarse.
Se sienten vistas sin juicio. Reconectan con su voz interior.
Aquí no se trata de entenderlo todo con la cabeza.
Vamos al cuerpo, a la emoción, al lugar donde no se miente.
Y desde ahí, algo se suelta. Se acomoda. Se transforma.
La forma de decidir.
La forma de relacionarse.
La forma de amarse.
Lo que parecía inamovible, se mueve. Porque lo miramos desde otro lugar.
Nací en un entorno donde el silencio pesaba más que las palabras. Fui una niña curiosa, con sensaciones que no entendía.
Durante años cargué con lo que no era mío: dolor, tristeza, abandono, rabia.
Me escondí detrás de relaciones, trabajos, máscaras. Hasta que un día dije “basta”.
A través de la terapia gestalt, el cuerpo, la emoción y la mirada interior, empecé a descubrirme. Viajé dentro y fuera.
Me perdí en Europa. Me reencontré en África.
Hoy, con mis hijos, mi hogar y mi verdad, sostengo un espacio donde tú también puedas volver a ti.
Creo en acompañar sin imponer. En dejar que cada mujer (y cada persona) encuentre su ritmo.
Me mueve que descubras tus propios recursos.
Que dejes de buscar respuestas fuera y empieces a confiar en las que ya están dentro de ti.
Y que lo hagas sin exigencias, sin disfraces, sin tener que demostrar nada.
Mis acompañamientos no son una terapia más.
Son una experiencia emocional y profunda donde:
✓ Hacemos visible lo invisible.
✓ Nombramos lo que duele, pero también lo que late.
✓ Encontramos sentido a lo que hoy parece caos.
✓ Dejamos de mirar con juicio y empezamos a mirar con presencia.
Te acompaño en procesos individuales, grupales o en retiros transformadores.
No necesitas saberlo todo. Solo sentir que esto resuena contigo.
Escríbeme. Te responderé con honestidad, sin guiones y con los pies bien puestos en lo real.
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